Tan inmensa, tan clara,
Increíble y solitaria.
Dicen que no tiene luz propia,
Que en realidad está apagada,
Oscura y vacía.
En la lejanía clavo la mirada,
Su falso brillo me inmunda
Y hace volar mi alma.
Como si yo fuera un mar,
Y mi palpitar las olas,
Su atracción crea una marea.
Le hablo, le canto,
Convierto en sirenas las nubes,
Eternas compañeras.
Deseo embarcar con ella,
Cada noche, en la madrugada,
Y con su espejismo callado,
la luna conmigo navega.
Mónica Galanes