No necesité una gran tarta
Para pedir mi deseo,
Ni siquiera una pila de regalos
Que me hicieran sentir especial.
Las risas, abrazadas a una conversación
Cómplice,
Quemaron las bengalas de una noche
Mágica.
Y si el frío calaba los huesos, la ilusión combustía el alma.
Hay noches que no quedan registradas en viejas fotografías,
noches que sólo guardarán nuestras memorias.
Gracias por tanto, este año al fin descumplí.
Hay personas tan especiales que merecen ser guardadas como un tesoro.
Mónica Galanes