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domingo, 19 de marzo de 2017

Una vida olvidada

Tiró el pincel de la paciencia contra la ventana,
Tiñendo de negro cada una de las estrellas,
Maldiciendo el no poder recordarla,
No poder delinear como antes su belleza.
Ella, recostada en un viejo rincón,
Le miraba con una sonrisa ausente,
Sus ojos ya no brillaban como lo hicieron,
Quedaban solo despojos de un cuerpo sin mente.
La vida les había regalado sueños compartidos,
Para robarles hasta el último momento,
El amor más puro, latido tras latido,
Ya nunca serían eternos.
Mil lunas les habían visto adorarse,
Aferrar sus manos en la piel,
Y abrazados, un amanecer él la besó
Pero ella ya no sabía quién era él.
Mónica Galanes

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