Escondida por el murmullo de la gente, por la mirada que creía inquisidora.
No era más bella porque no habría espejo para poder reflejarla, más sabia porque nadie la entendería.
Pero no supo mirar hacia el cielo, no supo echar a volar sus sueños y acallar torpes temores.
Su cuerpo se volvió el enemigo, su mente su carcelero, complejos de ser o no ser eran los fantasmas en la torre de su castillo.
Murió por gustar al mundo, sin saber que el mundo ya la adoraba.
Me ha encantado ese mensaje, un saludo.
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