Vacíos, ausentes, sin vida.
El frío me cala los huesos,
Mi pequeña mente no entiende,
Solos, para siempre...
La sangre rodea nuestra casa,
El miedo maltrata nuestro presente,
Las noches de estrellas podridas,
Que no volverán a brillar.
¡Hermano! La vida no se suponía así,
Debíamos reír, cantar, crecer...
Calla, de nuevo caen,
estrellas podridas del cielo,
No brillan, matan.
Mónica Galanes
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