Érase una vez una niña que voló sobre un dragón, viendo mares y montañas, mientras sentía como flotaba en el aire, disfrutando de momentos increíbles...sin perder ni un solo segundo su sonrisa.
Un día, siendo más mayor, buscó al dragón para que la llevase lejos, quería volver a ver mundo, flotar de nuevo, ver el azul intenso del mar desde el cielo, pero sin saber porqué pasó mucho mucho miedo, bajó del dragón y se prometió a sí misma que jamás volvería a volar.
Todos le decían que era absurdo, que no debía tener miedo, que perdería momentos increíbles en su vida por no querer volar.
Pasaron quince años... y un buen día conoció a un mago, un mago al que le apasionaba volar, que le dijo que podría hacer que ella perdiera ese temor. La magia consistía en escuchar sus sabios consejos, para entender porqué no debía tener miedo, creer en ella misma, confiar en su fortaleza y volar.
El miedo la paralizó unos instantes pero después decidió intentarlo.
Aquel mago reunió a personas, que como ella, temían volar y durante dos días les habló, les escuchó y les hizo creer que todo es posible si se piensa correctamente, porque "somos lo que pensamos".
También, aparecieron dos elfos, que no se creían mucho esa magia tan rara y querían comprobar que funcionaba, acompañándoles, para luego contar a su pueblo que aquello era cierto. La gente que fue junto al mago no quería elfos en ese momento, ni siquiera les daba confianza que estuvieran allí, pero pensaron que quizá sería una buena forma de ayudar a aquellos que tuvieran ese mismo miedo y decidieron dejarles ser testigos.
El momento del vuelo comenzó con nervios, ilusión.. y una mezcla de sentimientos que les impulsaba a querer superar su miedo. Se juntaron, como una gran familia, se miraron y supieron que podían conseguirlo.
Finalmente, en compañía del mago, de un hada maravillosa que con una calida sonrisa y sus palabras tranquilazaba a todos, un montón de duendes que les animaban a cada momento y los dos elfos expectantes, consiguieron volver a volar, y lo más importante, lo consiguieron sin miedo, disfrutando de grandes momentos, de risas y lágrimas, lágrimas de alegría.
La chica, que ya pensaba que nunca más volvería a volar, no sólo regresó a casa sabiendo que volaría durante el resto de sus días, volviendo a ver desde el cielo el azul intenso del mar, además, descubrió y hoy sabe que existe gente maravillosa, que te da la mano cuando más lo necesitas y... que los dragones son felices en el aire.
FIN
Dedicado a:
Mi tocaya, por su serenidad y cariño. Al tío y al sobrino más divertidos del mundo. La mamá que deseaba ir a Boston a ver a su hijo y su ilusión nos daba fuerza. A mi Rojo, por ser un osito amoroso y darme tantas lecciones para poder luchar. A la maravillosa esposa de un cubano, que dejó a su bebé de pocos meses, para cumplir el sueño de volar serena con sus pequeños. A ella, la que hizo lo imposible y volará, lo sé. Al hada que me escuchaba y me tranquilizaba con su calidez y su sonrisa. A los elfos, que primero vimos como amenaza y luego amenizaron. Y a ÉL, al mago, que me enseñó que se puede hacer magia sin trucos y sin varita.
Habrá quien no entienda mi historia, incluso a quien no le interese, pero esta ha sido una gran lección en mi vida, que guardaré como un cuento para leerlo y no olvidarlo nunca.
GRACIAS
Mónica Galanes
0 comentarios:
Publicar un comentario