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martes, 22 de septiembre de 2015

Nada

Hoy el sol brillaba con menor intensidad, el aire transportaba nicotina y la calle, que ayer invadía mis sentidos, no decía nada.
Esta mañana, al abrir mi ventana pude sentir la indiferencia, daba igual lo que pasara.
Al hablar, al escucharme, mis palabras ya no sostenían verdades absolutas.
Mis canciones preferidas no derrochaban pasión y mi garganta al cantarlas producía un susurro casi mudo.
En la escalera he mirado mi sombra, desvanecida sobre la piedra, perdida.
He intentado llorar, compadecerme, gritar, no he podido, solo siento que hoy ya no siento nada.


domingo, 13 de septiembre de 2015

Memoria..

Y así, mientras desando mis huellas, el agua cubre mi cuerpo y mis pensamientos flotan.
La mente piensa, toma el control, no necesita ayuda para culparme, para violar una vez más mi serenidad, para decirme todo lo que en el pasado hice mal.
Recuerdos, recuerdos! Malditos reflejos grabados en la retina, imposibles de borrar.
Bebo, un sorbo más no me hará perder el control...pero si la ocultará una vez más, penosa memoria, que logro engañar.
Y con este viejo truco, dejo al azar que mañana puedan regresar, que me atormenten, que me torturen, mientras haya mañana.


sábado, 12 de septiembre de 2015

Cada día

Aún no sé porque sigo luchando para no compadecerme de mi misma. Quizás por vergüenza, para darme ánimo o por no sentirme egoísta..
Cada día, miro atrás y te busco en la calle que ando, creo verte esperándome, en tu coche viejo, mientras guiñas un ojo al tiempo que te sonrío.
Cada día, miro dentro de aquel café, donde compartíamos secretos y sueños, donde jamás me sentí sola.
Cada día, me pierdo en las sabanas que hoy son frías, en los cajones vacíos, en las ganas de discutir contigo.
Cada día, despierto y aunque sé que es pasado, sueño con que suceda todo aquello, solo una vez más.


miércoles, 2 de septiembre de 2015

Tranquilo corazón..

Cogí aguja e hilo y comencé a dar largas puntadas. 
Bordaba así, cada uno de sus recovecos, zurcía los trozos rotos y reparaba poco a poco sus desgarros.
Ya no me quedaba hebra de color rojo y use los tonos negros, grises, apagados.. Así no olvidaría que tan solo eran remiendos, arreglos que harían que aguantase unos meses más, quizás años..., si al fin alguien lo cuidaba.
Quedó bonito, aunque algo desgastado. Ya no funcionaba como antes, ahora crujía del miedo y latía despacio.
Posé mis manos sobre él y le dije bajito "tranquilo corazón, ya nadie te hará daño".


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