Bordaba así, cada uno de sus recovecos, zurcía los trozos rotos y reparaba poco a poco sus desgarros.
Ya no me quedaba hebra de color rojo y use los tonos negros, grises, apagados.. Así no olvidaría que tan solo eran remiendos, arreglos que harían que aguantase unos meses más, quizás años..., si al fin alguien lo cuidaba.
Quedó bonito, aunque algo desgastado. Ya no funcionaba como antes, ahora crujía del miedo y latía despacio.
Posé mis manos sobre él y le dije bajito "tranquilo corazón, ya nadie te hará daño".
Gracias cielo! Cada persona tenemos una cualidad que nos hace destacar, tú tendrás otra que ya quisiera yo ;-) Si quieres ver más cosillas mías te invito a www.monicagalanes.com
ResponderEliminarMil besos!