Muchas veces he pensado que podría existir una pastillita, una de esas pequeñas que arreglan el mundo, como los somníferos, que te los tomas y te duermes al momento. Pero esta vez no para dormir.
Una pastillita que te hiciera ver las cosas azules y no grises, una que te despertase cada mañana con una sonrisa. Esa que te regalase al amor de tu vida, que te hiciera olvidar lo feo, que secase las lágrimas para siempre. La pastillita que te hiciera viajar en el tiempo, que te diera paz y serenidad.
La pastillita existe, la que da la felicidad absoluta y hace que tu corazón lata cada día con más pasión. La pastillita existe pero es difícil de encontrar, se esconde dentro de la mente de cada uno, hay que buscarla, sacarla y tragarla con la mayor convicción posible, funciona y no tiene contraindicaciones.
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