Siempre me gustó imaginar...
Habías regresado, decías "hola", ese "hola" que solo podía ser de alguien que con su presencia dejaba el ambiente sereno, en calma.
Siempre me gustó imaginar...
Mientras acariciabas con tus dedos mi nuca, leía mis relatos y te preguntaba... Sonreías y decías: "solo tú sabes lo que es perfecto", y con la melodía de tus susurros caía rendida a los pies de la noche.
Siempre me gustó imaginar...
Ahora llueve, no estás. Dejaste tu "hola", nuestro té y solo yo sé lo que es perfecto.
Mónica Galanes
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