En una hora muerta, de esas que no deberían existir porque no las marca el reloj. En un día sin sentido, en el que todo da vueltas a tu alrededor. Con un adiós omitido por la vergüenza o el miedo. En silencio se marchó...
Y un corazón se quedó palpitando sin saber por quién. Una mano abierta, esperando otra que nunca llegaría. Una boca sedienta de palabras de amor, que jamás se escucharían. Para siempre, se marchó.